A ver de qué diablos sirve esto… Jorge Lívido es un estudiante recién graduado como químico en alguna universidad gringa. Hijo de un comandante policiaco de mentalidad obtusa y mínima preparación o lo que es lo mismo, bajos niveles de barnices culturales humanísticos y poseedor de una connotada frialdad-brutalidad, típicas de un policía mexicano que sin embargo, sigue manteniendo amorosamente a su hijo Jorgito, pues este aún no ejerce su profesión. Jorgito aprendió en U.S.A. -además de eficaces principios de la química–, que acercarse a la Biblia Evangélica, es el camino indispensable para vivir una vida recta y correcta. Se sugiere que él es un muchacho encantador y de extrema belleza.
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Acción.- Lo encontramos en el inicio, viviendo en una mugrienta pensión para estudiantes de alguna colonia mediocre del Distrito Federal. En ella viven, la propietaria, mujer jamona de 50 años, otro joven un poco mayor que él de complexión atlética y aire tímido. Un sujeto un tanto turbio de actitud hostil y con poco más de cincuenta años y una encantadora jovencita de nombre Ofelia, a la que todos llaman Polita.
Asunto central.- Se irá descubriendo de a poco y es el asesinato de una vedette chichona muerta a martillazos por algún desalmado sujeto que parece, tiene relación con alguien de esa casa. La dueña de la pensión conocía a la vedette chichona, pues ella le manufacturaba sus brasieres.
Las atmósferas.- La mediocridad circundante, las vidas profundamente insatisfechas y frustradas, el olor a cebo de cocina, la invasión galopante de cucarachas que aparecen hasta en la regadera y cada vez en mayor cantidad, la aparición esporádica (¡oh coincidencia!), de una cantante de ópera -malísima- que vocaliza todos los días y a la misma hora, en el piso inmediato superior a ellos, y la inquietante presencia de dos sujetos que permanecen en la esquina de la calle, mirando insistentemente hacia aquel apartamento, ubicado por cierto, en el tercer piso.
La fábula.- Nos lleva a conocer las verdaderas relaciones existentes entre todos ellos, (que parecían otras) y la identidad del asesino de la chichona.